miércoles, 19 de mayo de 2010

La importancia en la relación de la Política Tecnológica y la Inteligencia Competitiva

En el actual contexto mundial donde la economía, la política y la sociedad son factores que se han complejizado y el éxito empresarial depende en gran medida de la rapidez en la recopilación de la información y la capacidad de las empresas para responder de forma veloz y eficiente a las oportunidades que se presentan, las empresas deben enfocarse en información específica que sirve y es útil para aplicarla de manera efectiva, creando un sistema óptimo de toma de decisiones en el entorno de la organización de carácter estratégico para largos periodos o táctico para acciones más inmediatas.

Específicamente en el entorno económico, los cambios tales como la mayor rivalidad competitiva en los mercados y la aceleración en las modificaciones de los mismos, dejan un escaso margen de error para la toma de decisiones de las empresas, por ello se deben evitar sorpresas competitivas, esto le permite a las empresas llevar por buen camino las estrategias comerciales pretendiendo oportunidades económicas propiciadas por la creación de nuevos mercados, así como evitar cambios en el entorno que afecten directa o indirectamente a la empresas.

El estudio en México sobre la función de la inteligencia competitiva y su aplicación en las empresas aún es muy limitado, la biografía es escasa, solo unas cuantas entidades han considerado implantar la IC en sus organizaciones y el entorno institucional dadas las condiciones actuales de poca transparencia en las organizaciones en cuanto a sus actividades, no es el más adecuado para facilitar la práctica de esta actividad.
El escaso análisis de la inteligencia Competitiva en Latinoamérica y particularmente en México evidencia la necesidad de hacer investigación en este campo, la elaboración de un trabajo de investigación sobre la Inteligencia Competitiva permite generar precedentes para continuar con la investigación sobre el tema, considerando la importancia de la investigación académica y su aplicación práctica en las empresas.

La propuesta de un Modelo de Inteligencia Competitiva aplicable a las empresas mexicanas facilitaría la comunicación academia-empresa y permitirá acercarse al sector empresarial para proponer la colaboración entre ambas entidades y fomentar la cooperación en cuanto a Investigación y Desarrollo.La apertura de las economías latinoamericanas a las corrientes de comercio, inversión y tecnología internacionales en un contexto macroeconómico más conducente al crecimiento ha puesto en primer plano la necesidad de la modernización tecnológica del aparato productor de bienes y servicios y, en particular de las pequeñas y medianas empresas (PyMEs) para enfrentar los desafíos de la competitividad internacional.

Un gran numero de estudiosos y de encargados de la política económica concuerdan con dicho objetivo, es por ello que destaca la importancia de la política tecnológica en el logro del mismo, aunque este ha generado opiniones encontradas. Por ello los objetivos de la política tecnológica son temas que merecen ser examinados en detalle, apoyándose en teorías y conocimientos académicos, así como los desafíos que se plantean en su diseño e implementación, especialmente en los países en desarrollo.

La política de ciencia y tecnología es esencialmente una política de asignación de recursos presupuestarios desde el gobierno, una política que se podría esperar determinase un juego político de naturaleza distributiva (Lowi, 1972), un sistema de reparto de recursos públicos, entre los actores del sistema de I+D e innovación, que aunque persiga unos objetivos generales, de hecho beneficia de forma directa a estos actores. Además, los procesos de distribución de los recursos exigen mecanismos de “legitimación” (Feldman y March, 1981) que hacen que la relación entre el gobierno y la administración pública con los clientes o beneficiarios de la política sea estrecha.1

El análisis parte de identificar la política de ciencia y tecnología de los gobiernos, identificando su orientación: a quién se dirige o beneficia directamente. La política puede responder, en mayor o menor medida, a dos modelos o tipos ideales, que suelen aparecer combinados, pero donde predomina uno sobre el otro: en primer lugar, el modelo académico, caracterizado por dirigirse al fomento de la investigación académica y por ser sus destinatarios principales las universidades y los centros públicos de investigación; en segundo lugar, el modelo empresarial que concede mayor relevancia a la investigación aplicada y al proceso de innovación tecnológica en las empresas.

Ambos modelos quieren aumentar y fomentar la producción de nuevos conocimientos y capacidades, pero mientras que en uno se trata de financiar las actividades académicas, sin conexión directa con los resultados a corto plazo, en el otro se pretenden fomentar la inversión privada y la elevación del nivel tecnológico de las empresas, y la vinculación de la investigación pública a la transferencia de los resultados al sector privado.
En los últimos años, se ha venido sosteniendo que las políticas más idóneas para hacer avanzar el crecimiento económico y la competitividad se relacionan más con el “modelo empresarial” (Soete, Arundel: 1993); en general, los gobiernos han puesto un énfasis creciente en la innovación lo cual los llevan a pretender implantar modelos más orientados a las empresas, buscando que las políticas de I+D se liguen a las políticas de desarrollo regional. Sin embargo, esta orientación a las empresas se ha venido cuestionando y se busca un mayor equilibrio dentro de las políticas de innovación para la investigación básica.

En el enfoque neoclásico, la tecnología intangible se capitaliza por los conocimientos generados en los departamentos de investigación y desarrollo (I&D) de firmas especializadas. Estos departamentos utilizan en mayor o menor medida los conocimientos científicos que se generan en las universidades e institutos públicos de I&D.En la lógica del enfoque lineal de la política científica y tecnológica (OECD, 1992), que se inspira en parte en la visión económica neoclásica, los resultados de los esfuerzos de I&D en el sector público se derraman hacia los usuarios como bienes públicos. En las empresas privadas los esfuerzos innovativos se generan en los departamentos de I&D, de ahí se difunden internamente a los departamentos de producción y de comercialización y llegan al mercado en forma de innovaciones de productos y procesos.2

En el enfoque neoclásico, el principal objetivo de la política científica y tecnológica es asegurar un flujo continuo de innovaciones a través de un financiamiento estatal a la investigación científica que se hace en las universidades y laboratorios públicos de I&D y de la protección a la propiedad intelectual y de incentivos que realiza el sector privado, favoreciendo esta difusión de innovaciones en el sistema productivo por medio de un eficiente sistema de información, dirigido principalmente a las PyMEs.

En contraste con el enfoque neoclásico, para las teorías evolutivas o neoschumpeterianas los conocimientos científicos y tecnológicos no son perfectamente codificables y, por ende, su transferibilidad es imperfecta. Tanto para generar conocimientos como para poder utilizarlos se requiere un esfuerzo endógeno basado en la acumulación de capacidades científicas, técnicas y organizacionales, el cual, a su vez, da lugar a aumentos en la productividad y la eficiencia y, eventualmente, a la generación de un flujo de innovaciones incrementales en materia de productos y procesos de producción.3

Otro enfoque existente es el que requiere desarrollar un Sistema Nacional de Innovación (SNI), Freeman (1988) fue el primero en formular una definición de SNI; “red de instituciones en el sector público y privado cuyas actividades e interacciones inician, importan, modifican y difunden nuevas tecnologías”. Este es el enfoque que personalmente más me agrada para hacer el análisis sobre la relación que existe entre la política pública y el desarrollo de la Inteligencia Competitiva.

El enfoque de un SIN trata de escapar a la usual dicotomía de abordar el problema en función de sólo dos instituciones fundamentales -el mercado y el Estado- y toma en cuenta, además, muchas otras como las universidades, los bancos, la legislación de propiedad intelectual, los institutos de investigación y de servicios tecnológicos, etc. Todos estos elementos deben ser considerados para la elaboración de políticas científicas y tecnológicas adecuadas dependiendo del contexto económico, político, tecnológico y social de cada país para que las políticas desarrolladas obedezcan a necesidades reales para buscar el desarrollo de cada país.

Ahora bien, en el contexto de las necesidades presentes en el plano de la integración y cooperación nacional plantea inmensos desafíos que sólo podrían plantearse sí antes ocurre una rectificación en las líneas estratégicas de la política pública respecto al tema de la innovación dentro de México, para ello se requiere el mayor conocimiento posible del entorno externo e interno y su análisis para tomar decisiones inteligentes.
La inteligencia Competitiva no solo es una herramienta que sea funcional para las empresas, también lo es para los gobiernos, desarrollando un sistema de inteligencia pero no en el sentido estricto de la defensa, sino enfocado a cuestiones económicas, comerciales y sociales, por ejemplo el problema de la pobreza el cual lo resaltan Arocena y Sutz (2001) en un trabajo detallado sobre “América Latina en la Sociedad del Conocimiento” que apenas el 5% de la investigación mundial se dirige directamente a problemas relacionados con la pobreza. La cuestión no es sólo la de dónde se genera el conocimiento sino también la de en torno a qué problemas se investiga.

El Estado tiene diferentes campos de acción en inteligencia, éstas deben ser realizadas por un gobierno con énfasis en IC, tanto para el diseño de políticas económicas públicas, cuanto de apoyo al sector privado, etc., algunas acciones pueden ser:


  • Inteligencia Financiera: Un claro ejemplo de un problema actual en México como lo es el lavado de dinero por el narcotráfico. Estas son versiones restringidas del conocimiento que debe tenerse sobre quiénes invierten, y cómo se mueven los flujos de capitales para conocer los riesgos para el país y, por otro lado, cómo influir sobre ellos. 



  • No deben olvidarse los movimientos informales de divisas y dinero, que en ciertos sectores pueden ser más importantes que los oficiales, El conocimiento de los flujos financieros de los actores económicos aporta capacidades predictivas, que bien utilizadas pueden evitar crisis.



  • La grandes transformaciones derivadas de los cambios tecnológicos;  plantea la necesidad de un Estado activo realizando tareas de negociación y de apoyo a las empresas nacionales para la adquisición de tecnologías para su desarrollo así como para la incursión en nuevos mercados, de esta forma mejorarán su competitividad y en conjunto traerán consigo un beneficio que se verá reflejado en indicadores macroeconómicos y se espera que de igual forma tenga derramas en la sociedad.



Un gran problema sobre la captación de la información para el análisis es que probablemente la mayor parte de la información que utilizamos, especialmente en los sectores productivos, está disponible con atraso de varios meses, lo cual dificulta mucho las labores de inteligencia al no tener sistemas de recolección de datos en tiempo real.

La aplicación de información y modelos predictivos a nivel empresarial demuestran tener gran capacidad de anticipación e indicación de situaciones y problemas; los desajustes macro económicos se aprecian en las empresas con antelación, si estos sistemas se pudiesen aplicar a nivel gobierno se tendría la posibilidad de tomar mejores decisiones y de clarificar las necesidades para poder desarrollar políticas científicas y tecnológicas mas afines.

El conocimiento de los escenarios y actores de los países con que se negocia permite lograr acuerdos favorables a la marcha de la competitividad nacional y de moverse en actividades económicas en países claves. No se debe olvidar el accionar de otros países sobre nuestra estructura económica, como el caso particular de México que debido a la gran dependencia que se tiene sobre Estados Unidos nos hemos visto afectados en múltiples ocasiones sin que el gobierno mexicano pueda incidir en su propia economía.

Es por ello que se deben implementar distintos sistemas de Inteligencia, tanto en las empresas, gobierno y universidades, hasta llegar a conformar un Sistema Nacional de Inteligencia visto desde el punto de vista de tener una cultura de inteligencia, en la sociedad empresarial de un país y su contacto con el sector público y las Instituciones de Educación Superior deben constituirse en un accionar recíproco, ya que parte de la ventaja competitiva de un país está en la generación de éste.

Es por ello que aquí la Inteligencia Competitiva juega un papel importante, el analizar los datos de obtenidos sobre el entorno tanto interno como externo, los competidores, empresas, gobiernos, centros de I&D, Universidades, etc., con las cuales se pueda tener alguna relación, permite sacar provecho, ya sea anticipándose a decisiones de otras entidades o para conformar alianzas estratégicas que lleven a desarrollar nuevas estrategias, programas, convenios, tratados comerciales, etc., y de esta forma mejorar los procesos, disminuir costos de producción, solucionar problemas sociales de forma conjunta o para contratar agentes externos para la realización de ciertas actividades en las que las instituciones no sean muy eficientes y una buena estrategia seria contratar externos para la realización de estas labores y reorientar al personal en actividades para desarrollar capacidades.

Algunos ejemplos de capacidades pueden ser la propiedad industrial, innovaciones radicales o incrementales o la imitación, quizás existan entidades que sus capacidades estén fuertemente ligadas al conocimiento sobre la normatividad de protección industrial, ya sean patentes, secretos industriales, modelos de utilidad, etc., por lo tanto desarrollando estas capacidades es que una institución puede consolidarse en los mercados internacionales.

Las Políticas Científicas y Tecnológicas deben tener continuidad en su aplicación y tener una aplicación a largo plazo, además de contar con los recursos necesarios para que estas no se vean interrumpidas y se pierda el seguimiento del trabajo desarrollado y quedar rezagadas frente a otras organizaciones.

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